«Las armas de guerra ideológica (disfrazadas de medios de comunicación) disparan directamente a la cabeza de los más desinformados. A otros les apunta al «corazón» y los derrota con sensiblerías. Y a los que se creen más «sabelotodos» les dispara cañonazos de corrupción y ego. Para hablar de la guerra exijámonos, sin escapatorias, un preámbulo antiimperialista y anticapitalista obligatorio: tomar posición por la defensa de la vida, frenar a la industria de las armas, el saqueo económico contra los pueblos y a las armas de guerra ideológico-mediática.
Toda información que recibimos está barnizada siempre por la ideología, intereses o planes de quien la produce y transmite. Por eso es indispensable saber cómo se produjo la información y a qué planes e intereses responde. Cada imagen, cada texto, cada noticia deben exhibir lugar y fecha de su registro, autor, financiamiento y ficha técnica. Quién es responsable de su producción y difusión. Debemos combatir la circulación de las falacias mediáticas».