Otro tiempo vendrá distinto a éste. Un comentario a «Modotti. Una mujer del siglo XX», de Ángel de la Calle

Historia

reseñas

Tina Modotti

por Aldo Guevara    14 de julio de 2021

En el ámbito literario, las llamadas novelas gráficas han alcanzado cada vez más una importancia hasta hace poco tiempo inimaginable. Se han dejado de lado tópicos básicos, de fantasía o clichés amorosos, para entrar en temáticas que durante mucho tiempo estaban reservadas a lo que se entendía por literatura. Las novelas gráficas se consideraban obras menores, para niños o para aquellos incapaces de acercarse a un libro. Ejemplo de lo anterior es que en nuestro país, durante el siglo pasado, circulaban historietas que se anunciaban como «lecturas fáciles y divertidas para leer en los camiones». Pero esos llamados «cuentitos o monitos» tenían una virtud excepcional: su tiraje. Obras como Kaliman: el hombre increíble tuvo ventas de 8 millones de ejemplares al mes y con más de un lector por cada ejemplar; o bien La familia Burrón, que llegó a tener un tiraje de 500 mil ejemplares. Una virtud de la que pocos libros pueden presumir. 

En nuestro contexto inmediato podemos afirmar que esos prejuicios han quedado atrás, las novelas gráficas han destacado por sus increíbles e importantes diseños e ilustraciones, frutos de cuidadosos trabajos artísticos, pero también han destacado por ser obras bien escritas. A lo escrito y al diseño les otorgan la misma importancia y logran, en muchos casos, una sincronía adecuada para la lectura, es decir, se complementan. Y si a ello le sumamos las temáticas abordadas, tenemos unas obras literarias enriquecedoras y llamativas, con una difusión que puede acaparar distintos tipos de lectores. 

Cabe señalar que dentro de la tradición de las izquierdas mexicanas la producción de obras con «caricaturas y monitos» siempre ha estado presente. Destacan importantes caricaturistas que en las páginas de los diarios, con un tino de francotirador, han hecho profundas y acertadas críticas políticas. Gozan de una síntesis envidiable. Dentro de dichos caricaturistas, quien ha destacado en nuestro país por abordar temáticas interesantes como la Revolución Mexicana, el marxismo, la religión, la Revolución Cubana, entre otros temas, ha sido Rius. Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que él fue pionero en realizar publicaciones completas ilustradas. 

Por lo anterior, es de llamar la atención la publicación en nuestro país de Modotti. Una mujer del siglo XX, de Ángel de la Calle (2019) y editado por CONQUE, Para leer en libertad A.C. y la Fundación Rosa Luxemburg. El libro ya había sido publicado anteriormente en dos volúmenes, en los años 2003 y 2005. Los dos prólogos de dichas ediciones, que también se publican en esta edición, son de Paco Ignacio Taibo II, quien además es integrado en la novela como un personaje más de la historia. No es fortuito que sea Taibo II quien haga los prólogos, pues Ángel de la Calle ha colaborado con él y han sido parte fundamental de la organización del festival literario La Semana Negra en Gijón, España. Además de colaborador en este festival, de la Calle ha sido un difusor y un referente de las historietas en España.  

Pero pasemos a comentar el libro que nos presenta, que es una interesante biografía gráfica de la artista italiana Tina Modotti. Un libro bastante llamativo que con sugerentes dibujos, en alrededor de 300 páginas, intenta dar cuenta de la vida adulta de Modotti, de sus «ires y venires» dentro de una corriente política que marcó la historia del siglo XX, el movimiento comunista.  

En un primer acercamiento al libro, con solamente hojear sus páginas, encontramos unas llamativas viñetas que atrapan nuestra atención. El plus con esta novela gráfica es que se notan a primera vista las imágenes de personajes históricos que convivieron en tiempo y espacio con Tina, actores que coincidieron en el accionar político y sin duda en el artístico. Vemos retratados a personajes como Diego Rivera, Frida Kahlo, Xavier Guerrero, Julio Antonio Mella, Edward Weston, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Anita Brenner, Nahui Olin, Manuel Álvarez Bravo, entre otros. Como bien indica Taibo II en uno de los prólogos, el estilo «neomanga» de las ilustraciones aporta un sentido propio de lo mexicano, pues como apunta refiriéndose al estilo: «lleno de puntos de fuga, nada infantil, romántico y a la mexicana, léase, hijo de un barroco absolutamente ajeno al sintetismo japonés»[1]. En lo que se refiere a las imágenes es lo único que podemos apuntar, pues somos completos legos en lo que a diseño artístico se refiere. 

Dejando de lado lo tocante a la gráfica y abordando el contenido histórico del libro, es en la manera de contar la historia y el sitio desde donde el autor se sitúa para escribir la historia de Tina lo que encontramos problemático. De la Calle presenta la historia de una forma no cronológica, ya que la novela comienza con el asesinato de Julio Antonio Mella. Podemos afirmar que es el reflejo de la influencia que el autor recibe de la novela negra, estilo narrativo cuya característica principal es desarrollarse a partir de un crimen. La vida de Tina, entonces, será contada a partir de crímenes, conspiraciones y traiciones. Cabe señalar que el asesinato de Mella a manos de pistoleros del dictador cubano Gerardo Machado ocurrió en enero de 1929 y de la Calle lo sitúa en 1927, en uno de tantos descuidos existentes en el libro. Sin embargo, el principal problema —como apuntamos arriba— es el sitio desde donde el autor escribe: una incompleta creación histórica escrita desde su presente, sin situar los acontecimientos históricos en su época y sin otorgar historicidad a los hechos analizados; su perspectiva es anacrónica, pues no hay transformación histórica. 

A lo largo del libro se hace notoria la postura anticomunista del autor, pues de la Calle cae en lugares comunes que pretenden mostrar al comunismo como un universo totalitario, sin cambios en el tiempo y homogéneo. En primer lugar, el personaje principal del libro siempre es mostrado como una víctima más de las tensiones provenientes de la URSS. Él mismo les quita el libre albedrío a sus personajes y plantea que escribió siempre desde su teoría «más alambicada y más ciudadana. La idea de la conspiración llevada a cabo por gentes que ignoran que forman parte de ella»[2]. Por momentos existe incluso una revictimización de Tina, ya que el libro abre con el asesinato de Mella y las viñetas muestran el siguiente texto: «el asesino disparó a menos de un metro de distancia. Más tarde Tina declararía que no vio a nadie… aunque pudo oler la pólvora. Tina Modotti, star de Hollywood, fotógrafa en activo y militante comunista, no gritó, y tampoco se volvió para identificar al agresor»[3]. Pareciera que para el autor Tina fue culpable del delito que sufrió. 

Siguiendo en el mismo tenor de prejuicios y lugares comunes anticomunistas, de la Calle evidencia su desconocimiento del comunismo mexicano, en particular del Partido Comunista Mexicano y sus militantes que son personajes en la novela. No comprende el agitado ambiente de época. El autor considera que el comunismo en Europa y en nuestro país fue igual, continúa con la idea de que en la URSS se mandaba y aquí se obedecía ciegamente; no toma en cuenta que esos primeros años de vida del PCM son de una construcción organizativa de amplia creatividad política y cultural. Si revisamos brevemente el periodo planteado en el libro, es decir, de la llegada de Tina a México en 1922 a su muerte acaecida en 1942, encontramos un periodo de lucha política del PCM donde el dogmatismo no era una característica principal. Esos primeros años del PCM fueron el tiempo de la lucha antiparlamentaria unida a los anarcosindicalistas y la formación de organizaciones como la Federación Comunista del Proletariado Mexicano y la Confederación General de Trabajadores; se presentan las huelgas inquilinarias; la creación de El Machete por la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios que después sería órgano oficial del partido; es el momento de las Ligas de Comunidades Agrarias; del Bloque Obrero y Campesino; de la Central Sindical Unitaria de México. A finales de los años veinte el PCM es declarado ilegal y comienza un periodo de persecución y represión; será en la década de los treinta, marcada por el Cardenismo, cuando el partido retorne a la legalidad y se impulsen movilizaciones que traerían conquistas históricas. Es hasta 1940 cuando podemos hablar de un periodo dogmático en el PCM, el momento conocido como el «Encinato». No comprender ese contexto empobrece la biografía. Además, un descuido menor pero que influye en la lectura y la apropiación del texto, es leer a personajes mexicanos hablando en castellano, un ejemplo de ello son las viñetas donde podemos encontrar a Diego Rivera diciendo: «¡Tina! Ven que te de un besote. Contadnos qué es lo que estáis fotografiando». 

En general, aplica para este libro una viñeta de la página 26 donde se dibuja el mismo de la Calle conversando con Taibo II y este último comenta que el libro de Mildred Constantine sobre Tina estaba lleno de errores e inexactitudes; esa sentencia se aplica al libro que aquí comentamos. Lamentablemente la edición de 2019 no fue revisada ni actualizada, hubiera sido la oportunidad perfecta para corregir errores que sumados evidencian una falta de cuidado y siguen mostrando prejuicios anticomunistas característicos de la década de los noventa e inicios del siglo XXI. Lo único que se intenta resolver con un anexo es la teoría del autor sobre la muerte de Mella, misma que pone a Tina como una pieza dentro de un ajuste de cuentas entre comunistas; el anexo menciona el libro de Gabriela Pulido y Laura Moreno, El asesinato de Julio Antonio Mella: informes cruzados entre México y Cuba, donde con una exhaustiva búsqueda en archivos mexicanos y cubanos se demuestra que fue Machado el verdadero culpable. 

Consideramos importante abordar de una manera crítica obras como ésta, pues como mencionamos más arriba, son publicaciones llamativas que pueden llegar a un mayor público por su carácter gráfico. Además, en un ambiente marcado por el centenario del PCM, queremos contribuir a la discusión histórica y política para combatir prejuicios que se han naturalizado y hecho sentido común incluso en lugares de producción como la academia y las universidades. Desmitificar y devolver a palabras como «comunismo» su significado emancipatorio, confiar, como dice el poema de Ángel González que es recitado por Taibo II en la novela, que el otro tiempo que venga sea distinto a éste. 

 


 

[1] Paco Ignacio Taibo II, “El libro de mi hermano” en Ángel de la Calle, Modotti. Una mujer del siglo XX, México, CONQUE/Para leer en libertad AC/Rosa Luxemburg Stiftung, 2019, p. 14.

[2] Ángel de la Calle, Modotti. Una mujer del siglo XX, México, CONQUE/Para leer en libertad AC/Rosa Luxemburg Stiftung, 2019, p. 311.

[3] Ibíd., p.24.

(function() { window.mc4wp = window.mc4wp || { listeners: [], forms: { on: function(evt, cb) { window.mc4wp.listeners.push( { event : evt, callback: cb } ); } } } })();