Como dice nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador, esta transformación está erradicando las malas prácticas que dejó el periodo neoliberal, y es un cambio que se ha venido dando gracias al pueblo consciente. No es una tarea fácil extraer a diario los desperfectos que dejaron los gobiernos anteriores a través de sus ideales económicos y políticos, sin embargo ha sido fundamental que haya comenzado. 

Es por eso que para consolidar el inicio de la transformación es sustancial que este movimiento mantenga una posición coherente y fortalezca aún más el campo democrático mexicano, revolucionando las conciencias de más sectores de nuestra población. Y para continuar consolidando, además de lo importante que ha sido ganar la mayoría de gubernaturas ahí en donde ha habido elecciones los últimos años, la militancia de Morena tiene que innovar en su manera de articularse con la gente, no porque no lo esté haciendo bien, sino porque en esta lucha constante contra la derecha depredadora nunca estará de más la reinvención; pero claro, siempre manteniendo la misma ruta política y sin divisiones. 

Ante lo anterior, fortalecer el campo democrático requiere de una autocrítica interna que repase a detalle cada eje del movimiento, observando primeramente lo teórico, con las bases izquierdistas que nos caracterizan, porque en parte es lo que nos proporciona esa apertura ante la gente por el impecable trabajo territorial que siempre se realiza, sin perder de vista que en realidad el mejor análisis para esta constante renovación del partido se obtiene de los simpatizantes y gracias a su participación. 

La observación, el acercamiento, la escucha y el diálogo con la sociedad (algo que envidia la oposición y que nunca logrará), son herramientas importantísimas que han robustecido nuestro campo democrático; lo fueron en campaña, lo han sido en lo que va del sexenio, y lo serán para lo que resta de éste; pero también para el futuro de la izquierda en México, encabezada por esta Cuarta Transformación.